VALÈNCIA. Seis años después de haber ascendido a la máxima categoría del baloncesto español, el Valencia Basket conquistó este domingo su segundo título consecutivo de la Liga Femenina y completó su primer triplete nacional ya que esta misma campaña había ganado previamente la Supercopa y la Copa de la Reina, un dominio que tiene visos de nueva dinastía.
Perfumerías Avenida, Casademont Zaragoza y Spar Girona están llamados a tratar de evitar que el Valencia Basket extienda su dominio como en su día hicieron el CREF Madrid, el Dorna Godella, el Ros Casares Valencia y el propio equipo salmantino y en menor medida el Mataró, el Canoe o el Tortosa y sin tanta continuidad el Celta. Pero no lo tendrán fácil.
Como su triunfo ante el Perfumerías Avenida que le dio el título liguero, su ascenso a la Liga se produjo también en la Fonteta. Si aquel 30 de abril de 2018 ante el Celta hubo cerca de 6.200 aficionados en el pabellón municipal de València, este domingo hubo en las gradas 7.573 aficionados, récord en un partido femenino del club.
El dato, no tan alto, se ha repetido en varias ocasiones y en varias situaciones en estos seis años y tiene su importancia porque el respaldo social es una de las razones de ser del proyecto. Nacido en 1986 como heredero del equipo de las secciones deportivas del Valencia CF, el Valencia Basket fue un club masculino hasta que en el verano de 2014, absorbió las categorías inferiores el Ros Casares, que dos años antes había deshecho su equipo de élite tras haber conquistado la Euroliga.
En aquella absorción, además de los equipos de jóvenes jugadoras incluido un senior no profesional, llegaron al Valencia algunos de sus entrenadores, entre ellos Xavi Albert, que desde hace un mes es el entrenador del primer equipo masculino.
En cambio, Rubén Burgos hizo el camino opuesto. El exjugador era entrenador del filial masculino del Valencia cuando en el verano de 2017, el club cambió el rumbo de su proyecto y se lanzó a construir un equipo ganador, que pudiera optar a títulos en España y en Europa, pero también a reconstruir un club que le diera el mismo trato social y deportivo a ambos conjuntos.
Burgos ha sido y es pieza clave en el proyecto. Discreto, trabajador y siempre dispuesto a compartir éxitos con su cuerpo técnico, ha conducido al equipo ya a seis títulos. El primero fue la Eurocopa de 2021, luego llegaron la Supercopa y la Supercopa de Europa de ese mismo año, la Liga de la pasada campaña y el triplete de este curso. En todo este tiempo, el equipo masculino no ha logrado alzar ningún trofeo y de hecho no lo hace desde que conquistó la Eurocopa de 2019.
La apuesta económica del Valencia para el proyecto femenino es potente y sostenida. Para este curso ha ascendido a 2,7 millones de euros, de los que cerca de un millón neto son para sueldos. El presupuesto del masculino es de 17 millones y el gasto en salarios netos de la plantilla es de siete millones.
Pero, además, el club ha mostrado hambre y cintura. Tras ganar la pasada Liga, el Valencia apostó por recuperar a Bec Allen para tratar de revalidar el título pero también para dar un paso más en la Euroliga, en la que se había quedado en cuartos de final en su primera participación. Pero la australiana pidió salir por sentir que no encajaba ya en el proyecto.
El club lo permitió pero no se quedó parado y semanas después fichó a la ucraniana Alina Iagupova, dos veces MVP de la Euroliga. Su impacto no llegó a tiempo para conseguir que el equipo se clasificara para los cuartos de la competición continental pero sí para ayudar a conquistar por primera vez a mitad de marzo la Copa de la Reina y ahora para levantar la segunda liga.
En aquella Copa, no obstante, el Valencia perdió por una grave lesión a Raquel Carrera, otro de sus pilares pero el club también supo reaccionar. Espero hasta el último momento pero unos días antes del inicio del 'playoff' incorporó a Paula Ginzo.
También sumó en enero a María Eraunzetamurgil, a la que había fichado el pasado verano y que había dejado cedida en el Estudiantes. Su fichaje se enmarca en la idea de mantener un bloque nacional estable y potente, que se completa con algunas jugadoras de primera nivel mundial y a las que echan una mano una serie de jóvenes que alternan el primer equipo con La Cordà Paterna, el equipo vinculado en la Liga Challenge, como son Elena Buenavida y Awa Fam, la gran esperanza de su cantera.
Porque el Valencia llegó y se ha instalado en la élite el baloncesto español y europeo con la idea de reinar y e hacerlo con un proyecto que sea sostenible y eso pasa por alimentarlo con jugadoras formadas en L'Alqueria del Basket, su instalación de cantera y también por contar con un importante respaldo social. Como las 7.573 personas que vieron levantar a las suys este domingo el título en la Euroliga, un récord en un partido de este equipo en casa.
El este domingo fue el segundo título que el Valencia celebró en casa, porque hasta ahora solo había conquistado en la Fonteta la Supercopa de Europa, pero todo apunta a que no será el último.