VALÈNCIA (VP). La verdadera patria de cada persona tiene que ver con aquellos elementos cotidianos que considera propios e irrenunciables. Tal vez sean muy pequeños, pero por dentro se sienten muy grandes. Entre ellos se cuentan los rituales de los domingos, las comidas junto a los amigos y, en el caso de todos los valencianos, la receta tradicional de la paella. Un plato territorial con un valor cultural sin igual, que a menudo se ve amenazado por la alteración de los ingredientes clásicos.
Por esta razón, Intercun, organización interprofesional sin ánimo de lucro que representa a productores y comercializadores del sector cunícola en toda España, ha lanzado la campaña “Sin conejo no es paella”. El objetivo es impulsar el consumo de esta carne tan arraigada al recetario tradicional, a la cocina de toda la vida y con valores nutricionales incomparables. La campaña busca informar a los consumidores sobre los beneficios nutricionales del conejo, sin olvidar el componente del sabor, y recordar el valor sentimental que tiene en el recetario tradicional de toda la geografía española.
Renunciar al conejo en la paella valenciana es renunciar a una parte de esa herencia ancestral, ya que generación tras generación, la paella se ha preparado utilizando esta carne. España es el primer productor de carne de conejo de la UE y el cuarto del mundo, solo por detrás de China, Corea del Norte y Egipto. Por ello, la carne de conejo es un ingrediente identitario de la gastronomía española en sus distintas regiones.
Sin embargo, el consumo de carne de conejo ha caído entre las nuevas generaciones, amenazando con un empobrecimiento del patrimonio cultural. Actualmente, las ventas equivalen al 6% del consumo de carne de pollo, y el 65% de sus compradores tiene más de 50 años. Por ello, Intercun se propone familiarizar a los más jóvenes con el sabor de este producto singular, vinculado a la tradición culinaria y emocional. Y hace especial hincapié Valencia, una de las zonas de mayor consumo dentro de España, donde la carne se encuentra especialmente disponible en los meses de verano.
El consumo de conejo está muy ligado a los platos regionales y a la cultura gastronómica tradicional. Solo hay que pensar en el conejo a la riojana, a la vizcaína, al chilindrón (Navarra), a la llauna (Cataluña) o al salmorejo (Aragón y Canarias). Cada región tiene su propia idea heredada, y entre ellas, la paella valenciana de pollo y conejo es un plato icónico a escala internacional, aunque se encuentren adaptaciones un tanto esperpénticas a lo ancho y largo del mundo. Sin conejo no hay paella, porque su intenso sabor es insustituible para quien sabe apreciarlo, y de ahí que sea una carne ampliamente trabajada en la alta cocina, con consideración de producto gourmet. A la vez, resulta fácil de cocinar en el marco del hogar, gracias a los nuevos cortes y formatos.