El 4 de abril de 1970, Julio de Miguel, entonces presidente del Valencia, anunció la contratación de Alfredo Di Stéfano como entrenador del primer equipo. Di Stéfano, considerado uno de los mejores jugadores en la historia del fútbol, se retiró de la práctica profesional cuatro años antes y comenzó su carrera como técnico en Elche. Después de un exitoso paso por Argentina y Boca Juniors, llegó al Valencia en un momento crucial para el club, que había tenido dos entrenadores diferentes en el año y luchaba por clasificarse para la Copa de Ferias.
A pesar de las expectativas, Di Stéfano no buscó grandes fichajes, prefiriendo construir un equipo sólido basado en el juego colectivo. Bajo su dirección, el Valencia ganó la Liga de manera memorable, gracias a una inesperada combinación de resultados en la última jornada del campeonato. Sin embargo, cinco años después de su llegada, Di Stéfano presentó su dimisión, debido a problemas con jugadores, directivos y un declive en el rendimiento del equipo.
La relación entre Di Stéfano y el Valencia fue compleja, pero en 1979, José Ramos Costa, exdelegado del equipo, lo llamó de nuevo al banquillo valencianista. Esta vez, encontró un equipo diferente, con jugadores de alto nivel como Kempes, Bonhoff, Solsona y Saura. Di Stéfano logró otro título en su primera temporada: la Recopa de Europa.
Sin embargo, este segundo período fue breve, ya que Di Stéfano recibió una oferta de River Plate y dejó el Valencia. Regresaría años después, en un momento crítico para el club, que estaba luchando económicamente y por evitar el descenso. Aunque no logró salvar al equipo, su legado perduró, y el Valencia eventualmente regresó a la élite del fútbol español.
Durante sus seis temporadas y media como entrenador del Valencia, Di Stéfano demostró su habilidad para construir equipos cohesionados y competitivos. Sus frases célebres reflejan su enfoque pragmático y su ingenio, destacando la importancia del trabajo en equipo sobre las individualidades.