Antonio Manuel Martínez Morales 'Antón', uno de los héroes de la Liga 70-71 del Valencia, cuenta su historia en primera persona
Cultura de club y antropología valencianista de la mano de Antonio Manuel Martínez Morales 'Antón', exfutbolista del Valencia CF entre 1969 y 1975.
El 4 de abril de 1971, un misil tierra-aire en forma de zambombazo (¡con la pierna derecha!) cruzó en el minuto 89 de partido el cielo del Estadi de la Creu Alta para incrustarse en la escuadra de la portería del Sabadell. Su autor: un Antón en estado de gracia, que culminaba un partido soberbio con un gol que valió dos puntos de oro para su Valencia. Puntos que, a la postre, le supusieron ser campeones de Liga un par de semanas después.
Ha pasado más de medio siglo desde aquello. Concretamente, 52 años exactos el día que Veus Fé-Cé se trasladó a la casa que el exfutbolista tiene en El Saler para rememorar junto a él su historia personal, su trayectoria deportiva e infinidad de anécdotas. Muchas de ellas vinculadas a su Barbate natal o al barrio sevillano de Triana, su lugar favorito en el mundo.
Antón nació en Bilbao pero desde pequeño creció en las playas gaditanas, jugando al fútbol con sus amigos y llamando la atención de ojeadores sevillanos. Uno de ellos trabajaba para el Real Betis y, más rápido que nadie, lo reclutó para la cantera bética cuando tenía apenas 17 años pero ya era un portento físico y un defensa zurdo más que solvente. Debutó en Primera con el cuadro verdiblanco con sólo 20 años, y su reconversión al lateral izquierdo le erigió en uno de los referentes de aquel equipo 'ascensor' de finales de los sesenta.
Sus actuaciones no pasaron desapercibidas para el Valencia, "un club grande" como recuerda el propio Antón. Vicente Peris, gerente del club, se plantó en su casa de Triana y no tardó en convencerle para fichar por el equipo valencianista en febrero de 1969. Debutó días después ante el Espanyol y sorprendió a todos mostrando unas cualidades y adaptación inmediatas, como si llevase toda la vida jugando allí.
Antón se convirtió en el lateral izquierdo indiscutible durante cinco años y medio, en los cuales disputó tres finales de Copa consecutivas -todas ellas saldadas con derrota ante Madrid, Barça y Atlético de Madrid-, la Copa de Europa 71-72 con sus compañeros -la primera vez que el Valencia participaba en esta competición, en la que llegó a octavos de final-, varios partidos como internacional español a las órdenes de Kubala...
Sin embargo, Antón siempre será recordado por su aportación fundamental en la Liga 70-71 conquistada por el Valencia, título iniciático para toda una generación de aficionados en el que su gol al Sabadell fue igual de importante -aunque menos festejado, al ser a domicilio- que aquel legendario testarazo de Forment ante el Celta. En una última jornada de infarto y con Alfredo di Stefano como técnico encargado de obrar la hazaña, el Valencia ganó la Liga en Sarriá, llevando al éxtasis a su hinchada y propiciando unos festejos recordados en la ciudad durante décadas. Fue la última Liga conquistada en el siglo XX.
La marcha de Antón en 1975, con su contrato expirado, le llevó a disputar dos temporadas en el Real Valladolid antes de colgar las botas. Emprendió varios proyectos profesionales después de retirarse, con suerte dispar. Fue, ya rebasada la cincuentena, encargado de las obras del metro en la Avenida de Aragón, a tiro de piedra del Camp de Mestalla.
Una figura honrada, humilde y agradecida que sigue sintiendo el cariño de los aficionados más veteranos y que, en este episodio, aprovechamos para homenajear y reivindicar para los seguidores más jóvenes que no pudieron ver cabalgar por la banda a este corpulento lateral lleno de potencia, pundonor y valentía.
Desde su domicilio particular en El Palmar.
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