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Porcar: "En una semana nos comemos la cantidad de plástico equivalente a una tarjeta de crédito, hagas la vida que hagas

VALENCIA. 

¿Cuántas veces han escuchado la frase "No es más limpio el que más limpia sino el que menos ensucia? Pero si, además de esta máxima insuperable,  consiguiéramos que la propia naturaleza  ayudara a eliminar los restos de materias plásticas que se acumulan en vertederos, mares, ríos y montañas, se frenaría la degradación del planeta.   Un ejército de microorganismos se está preparando para deshacernos de la peor basura, la que contamina el medioambiente y que puede tardar siglos en desaparecer como el plástico. Ese ejército bueno se está organizando gracias a personas como Manuel Porcar, investigador del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas de la Universidad de la Universidad de Valencia y fundador y CEO de Excelencia en bioprospección de Darwin.

El trabajo no es fácil porque la práctica totalidad de plásticos que utilizamos son productos sintéticos y no contienen nutrientes comunes en la alimentación de los seres vivos. Pero existen algunas esperanzas de que pueden hacernos pensar en futuras plantas de tratamiento de residuos en las que bacterias, hongos y gusanos devoren los plásticos y transformen los restos en materia biodegradable.

Siempre hay gustos para todo y hay  microorganismos a los les gusta el plástico y otros elementos contaminantes. Pero, ¿cómo encontrarlos? Buscándolos en los plásticos y otros productos en descomposición. 

La Isopterícola toyonensis que se come el combustible

Manuel Porcar y su equipo de investigación han descubierto en Valencia una bacteria nueva, a la que han llamado Isopterícola toyonensis,  por haberla descubierto en la tapa del depósito de combustible de un Toyota.

Las fugas y derrames de combustible son una de las principales causas de contaminación de suelos y aguas subterráneas y pueden producir daños ecológicos muy graves desde los vertidos en el océano hasta las fugas en tuberías o gasolineras de zonas muy urbanizadas.

Pero la Isopterícola toyonensis, igual que otros microorganismos, pueden ser muy útiles para hacer desaparecer el gasóleo o vertidos de petrólep en el mar o en otras zonas.

1kg de microorganismos en nuestro cuerpo

 El investigador valenciano recuerda que la mayoría de microorganismos, aquellos seres tan pequeños que solo se ven con un microscopio, son buenos y necesarios. "Son importantísimas para la vida. Tal es así, que en nuestro cuerpo hay casi 1kg de microorganismos que son fundamentales ".

Sin embargo, ese kilo de microorganismos no puede acabar con la tarjeta de crédito semanal que ingerimos a la semana todas las personas: "Hagas la vida que hagas vas a comer plástico sí o sí. Nos comemos lo equivalente a una tarjeta de plástico a la semana. Nuestros microorganisos ya tienen otras muchas cosas que comer en el tubo digestivo y que son más sabrosas que el plástico".

 No beber agua embotellada 

El plástico más perjudicial para nuestro organismo y para el medioambiente es el Pet, o polietileno tereftalato-poliéster, con el que se fabrican las botellas de agua, entre otros recipientes. Por ello, el investigador recomienda beber agua del grifo. Si, además, la botella se golpea o se aprieta, "aún  se liberan al agua más partículas de plástico. Cada vez son más los estudios que señalan que estas partículas son cancerígenas. 

Pero el plástico se encuentra en numerosos alimentos, desde el pescado a la sal. Manuel Porcar anima a observar un puñado de sal común para localizar granitos rojos, azules o de otros colores. "Esos granitos son trozos de plástico".

 Porcar trabaja en un proyecto europeo que estudia la economía circular de los plásticos. Europa es consciente que el plástico se va a seguir utilizando en algunos productos y, por ello, quiere hallar microorganismos naturales con aplicaciones industriales ya que no siempre es tan fácil reciclar.

Otro aspecto muy debatido en los últimos años es la contaminación de las baterías de los coches eléctricos, un tema muy recurrente sobre todo por los enemigos de este tipo de vehículos. Porcar, aunque reconoce que las baterías son altamente contaminantes, éstas se van a reciclar. "En las ciudades el aire sería limpísimo si todos los coches fueran eléctricos. Se podría volver a respirar ya que son cero emisiones. Los coches de combustión es lo que más contamina en una ciudad, donde no suele haber industria pesada. En Europa millones de personas mueren cada año debido a la contaminación".



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