VALÈNCIA. El 24 de febrero de 2022 la vida se detuvo en Ucrania. Rusia iniciaba un ataque contra el país, con la excusa de «proteger a las personas que han sido objeto de abusos, genocidio, por parte del régimen de Kiev durante ocho años», según manifestó el presidente ruso, Vladimir Putin, en un mensaje emitido en la televisión estatal. Muchos ciudadanos huyeron, dejando todo atrás. Pero no estaban solos: al otro lado de la frontera muchas ONG estaban esperándoles para ayudarles a afrontar su nueva vida.
Una de ellas es la fundación valenciana Juntos por la Vida, vinculada a Ucrania desde 1994, cuando comenzaron a ayudar a los menores afectados por el accidente de Chernóbil (1986). Un vínculo y entendimiento con el pueblo ucraniano que hizo que miembros de la fundación se desplazaran de inmediato hasta Przemysl, al este de Polonia, para atender a las familias que huían de la guerra. Era el 1 de marzo de 2022, aunque tal y como contaba Clara Arnal, presidenta de la Fundación Juntos por la Vida, a nuestra compañera Olga Briasco, la ayuda comenzó incluso antes: «Por las noticias que nos llegaban temíamos que el conflicto estallara en cualquier momento, así que alertamos a las familias de que estuvieran preparadas e incluso que salieran de la zona».