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Unai, el amigo de los futbolistas

Durante los cuatro años que entrenó al Valencia, el equipo se movió con suficiencia por la parte alta de la clasificación, pero también por los bares de moda de la zona de Aragón, siempre comandado por su técnico.

sábado, 08 junio 2024

El 22 de mayo de 2008, Unai Emery se convirtió en el entrenador más joven en la historia del Valencia CF. A sus 36 años, Emery asumió el desafío con solo tres años y medio de experiencia como técnico. Durante su etapa en el club, logró clasificaciones para la Champions League en tres ocasiones consecutivas, aunque nunca consiguió ganar un título. A pesar de sus logros, su tiempo en el Valencia estuvo marcado por una peculiar mezcla de rendimiento deportivo irregular y una vida nocturna activa tanto para él como para sus jugadores.

Unai Emery llegó al Valencia CF con un historial prometedor. Tras haber salvado al Lorca del descenso y ascenderlo a Segunda División, y posteriormente llevar al Almería a Primera División y finalizar octavo en su primera temporada en la máxima categoría, Emery parecía tener el perfil ideal para revitalizar al Valencia. No obstante, su juventud y su carácter particular plantearon desafíos únicos.

En su primera temporada al mando del Valencia, Emery contaba con una plantilla de jugadores de alto perfil como David Villa, David Silva, y Rubén Baraja, entre otros. A pesar de este talento, el equipo solo pudo finalizar en la sexta posición en la liga. Paradójicamente, en temporadas posteriores, con plantillas aparentemente menos talentosas, Emery logró clasificaciones consecutivas para la Champions League al finalizar en tercer lugar en tres ocasiones.

Una de las características más controvertidas de la era Emery en el Valencia fue su vida nocturna activa. Emery no solo se unía a las fiestas de sus jugadores, sino que frecuentaba locales de moda en Valencia, como el pub musical Gasoil, conocido por ser un punto de encuentro tanto para él como para sus jugadores. Este comportamiento generó un ambiente de camaradería, pero también de indisciplina.

Jugadores como Éver Banega, Alexis Ruano, y Manuel Fernandes, conocidos por sus escapadas nocturnas, rara vez enfrentaron consecuencias serias por su conducta. Se cuenta que Emery, en lugar de sancionar a los jugadores por llegar tarde o en estado de embriaguez a los entrenamientos, se unía a ellos en sus juergas. Este enfoque laxo hacia la disciplina contribuyó a la percepción de que el equipo carecía de carácter y ambición en el campo.

A pesar de las críticas, es innegable que bajo la dirección de Emery, el Valencia se estableció como el tercer mejor equipo de la liga española durante tres años consecutivos, detrás de los dominantes Barcelona y Real Madrid. Sin embargo, esta posición reflejaba más la falta de competencia seria en la liga que una verdadera amenaza a los dos gigantes del fútbol español.

El estilo de gestión de Emery, marcado por la cercanía y camaradería con sus jugadores, tuvo un impacto notable en el rendimiento del equipo. La falta de medidas disciplinarias serias y un enfoque excesivo en la vida nocturna crearon un entorno donde el rendimiento en el campo no correspondía con las capacidades de la plantilla.

En 2012, Unai Emery dejó el Valencia sin que su partida causara gran pesar entre los aficionados. Su estilo y los resultados, aunque suficientes para mantener al equipo en competiciones europeas, no lograron ganarse el apoyo incondicional de la hinchada. Curiosamente, después de su salida del Valencia, Emery se convirtió en un entrenador exitoso, dirigiendo equipos de renombre como el Sevilla, el París Saint-Germain y el Arsenal, donde consiguió varios títulos y reconocimiento internacional.

El legado de Emery en el Valencia es complejo. Por un lado, estableció al equipo consistentemente en las posiciones altas de la liga, asegurando su participación en la Champions League. Por otro lado, su falta de disciplina y la vida nocturna compartida con sus jugadores dejaron una marca indeleble en su gestión. Emery demostró que tenía el talento y la capacidad para dirigir a equipos de alto nivel, pero también que la gestión de la disciplina y la profesionalidad son cruciales para el éxito sostenido.

Tras su partida, Emery abrió un restaurante en Valencia, "La Casita de Sabino", remodelando su querido local Kai luce. Este cambio refleja un retorno a sus raíces lúdicas, dejando atrás la intensidad del banquillo pero manteniendo su conexión con la ciudad.

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