Reportajes

Dinosaurios valencianos: Una historia de Paleontología

  • FOTOS: Irina Gorkova
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VALÈNCIA. Paseaba por un bosque de helechos y coníferas cerca del poblado valenciano de Alpuente. Caminaba a paso lento, ya que pesaba algo menos de veinte toneladas. No comía carne y se alimentaba de plantas, aunque no se le podría describir como un herbívoro porque la hierba aún no existía. Con su cuello largo, desde lejos parecía una jirafa, pero estas aún no habían evolucionado cuando este gigante nació. En aquella época los antepasados más cercanos a los mamíferos actuales eran diminutos y muy parecidos a roedores, y los dinosaurios saurópodos como este poblaban la Tierra. Al que vivía en Alpuente aún le quedaban algunos años para llegar a ser un adulto pero falleció por efecto de algún depredador o por culpa de alguna enfermedad inesperada. Su cadáver fue tapado por cientos de kilos de tierra, rocas y sedimentos. Finalmente, ciento cincuenta millones de años después los descendientes de aquellos mamíferos diminutos —ahora convertidos en humanos— lo desenterraron.

Entre ese grupo de paleontólogos había una joven estudiante de Biología. Su nombre es Maite Suñer, y como relata a pocos metros de los huesos de aquel animal jurásico, «la existencia de dinosaurios en la zona se sabía desde hacía años. Los trabajos sistemáticos comenzaron en los años noventa con los doctores José Vicente Santafé y Lourdes Casanovas, pioneros en España en el estudio de fósiles de dinosaurios. Empezaron a excavar en esta zona junto al profesor de la Universitat de València Carlos de Santisteban, y ahí salieron unos restos fósiles». En concreto, se trataba de otro dinosaurio diferente al del comienzo de esta historia. Era una especie nueva para la ciencia y también era un saurópodo; es decir, un dinosaurio de cuello largo. Y como apareció en la aldea de Losilla, fue bautizado como Losillasaurus giganteus. La historia no se quedó ahí: «aquí, en la zona, no había ningún museo, así que los huesos fueron a parar al museo de Viveros de València. Pero después de aquel descubrimiento pasaron unos años y parte de las personas que excavamos allí volvimos a prospectar la zona. Y fue entonces cuando un compañero nuestro encontró nuevos restos. Ocurrió en una de las aldeas de Alpuente y se trataba de otro dinosaurio», explica Suñer.

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