¿Cómo se construye una gran empresa desde cero? ¿Qué papel juegan los valores familiares en el éxito empresarial? ¿Cómo se lidera desde la cercanía y la excelencia? A estas y otras preguntas responden Araceli Císcar, consejera ejecutiva de Dacsa Group, y Vicente Ruiz, presidente y cofundador de RNB Cosméticos, en un nuevo episodio de ADN Emprendedor, el pódcast de la Cátedra de Cultura Empresarial de la Universitat de València, conducido por Juanjo Torres Montesa, director de la cátedra.

Ambos empresarios representan dos modelos de liderazgo con muchas más similitudes de las que pudiera parecer a simple vista. Desde orígenes humildes hasta convertirse en referentes de la industria agroalimentaria y cosmética, comparten una forma de entender la empresa basada en el esfuerzo sostenido, la innovación continua y la construcción de equipos sólidos. “Nunca me he parado a pensar si por ser mujer me mirarían distinto. Me gané el respeto trabajando mucho, codo con codo, sin rechazar responsabilidades”, afirma Císcar. Ruiz, por su parte, lanza un mensaje directo a los emprendedores: “No hagáis nada que no sea digno. Haz tu producto como si fuese para tu madre”.

Legados familiares con mirada de futuro

Las historias de ambas empresas están profundamente marcadas por su origen familiar. En el caso de Dacsa Group, todo comienza con el padre de Araceli Císcar, un joven emprendedor que tras la posguerra empezó a comerciar con harina en un carro tirado por un burro. “Quería hacer algo grande y lo consiguió. Siempre decía: “Filla, llaura recte i els resultats arribaran”, recuerda emocionada. Hoy la empresa tiene 11 fábricas, opera en 45 países y ha diversificado su actividad hacia la producción de harinas de legumbres, granos ancestrales, productos sin gluten y materias primas para alimentación y cerveza.

Vicente Ruiz también partió de una estructura mínima: una farmacia de barrio y la intuición de que podía crear productos cosméticos con valor añadido. “Al principio no sabíamos ni lo que era emprender. Éramos dos amigos con hambre”, cuenta. Así nació RNB, que hoy da empleo a más de 1.300 personas, fabrica en una planta de 45.000 metros cuadrados y mantiene una relación estratégica con Mercadona que ha marcado su crecimiento. “Nuestro modelo se basa en trabajar muy bien cada día. Nada de business plans a 10 años: día a día, partido a partido”, resume.

Profesionalizar sin perder el alma

Ambos empresarios han optado por profesionalizar sus compañías sin renunciar al espíritu fundacional. En Dacsa, la gestión recae en un comité de dirección independiente liderado por un director general externo. “Mi hermano y yo no formamos parte del comité ejecutivo. Eso nos permite estar más enfocados en la estrategia y el crecimiento a largo plazo”, explica Císcar. En RNB, Ruiz es un firme defensor del liderazgo distribuido: “No quiero que las cosas se hagan porque lo dice el presidente. La autoridad no va ligada al cargo, va ligada al conocimiento”.

Esta forma de entender el liderazgo se refleja también en la cultura empresarial que han impulsado. En RNB, por ejemplo, el equipo respondió de forma ejemplar ante una crisis reputacional: “No tuve que organizar nada. Cada uno supo ponerse en el lugar que debía. Eso solo se consigue cuando el orgullo de pertenencia está arraigado”, afirma Ruiz. Para Císcar, el compromiso también se traduce en una gestión ética: “Una empresa sin valores tiene un futuro muy corto. Seas familiar o no, tienes que cumplir lo que prometes”.

Innovación, startups y formación de nuevos emprendedores

Tanto Dacsa como RNB han apostado por mantener el pulso de la innovación. En el caso de Dacsa, la inversión en startups ha sido una vía para diversificar, aprender y apoyar a jóvenes emprendedores. “Hemos entrado en más de una decena de proyectos. No lo hacemos como un fondo de inversión, sino para acompañar y aportar valor desde la experiencia”, cuenta Araceli. RNB también se ha implicado en proyectos que exigen innovación en formulación, sostenibilidad o diseño. “Nos interesan los clientes que nos tensionan. Eso nos obliga a estar en la punta de lanza”, explica Vicente.

Ambos, además, dedican parte de su tiempo a formar a las nuevas generaciones. Son mentores habituales de la Cátedra de Cultura Empresarial y están convencidos del valor de compartir experiencias reales con el alumnado universitario. “Yo vengo a decirles que sí se puede”, dice Ruiz. “A mí me basta con que un estudiante se lleve una idea que le sirva para su camino”, añade Císcar.

El resultado es un episodio inspirador que entrelaza biografía y visión empresarial con honestidad, claridad y pasión. Dos formas distintas de construir empresa que coinciden en lo esencial: el esfuerzo no es negociable, la ética es irrenunciable y el crecimiento solo tiene sentido si se sostiene sobre personas comprometidas.